ESCULTURAS DE ACERO / BIOGRAFIA
La relación del Autor con el mundo del hierro comenzó allá por el año 1967 cuando en Huesca entró a trabajar como aprendiz en el taller de Antonio Baches Peralta, “Arados Baches”, donde se topó de golpe con una jornada de 58 horas semanales, helados en invierno los aceros y ardiendo en verano en un ambiente sofocante . Eran instalaciones deficientes que generaban duras condiciones de trabajo donde la pobre producción era el pobre resultado de una difícilmente comprensible combinación de esfuerzo y de milagro.
En 1972 se trasladó a Barcelona e inmediatamente comenzó su nuevo trabajo en el taller de Manel Sanchez Sorós. Allí la jornada era de 68 horas. El Jefe era flexible y le permitió trabajar solamente 50.
Se matriculó en la ESCUELA SUPERIOR DE SOCIOLOGÍA; Los cinco años que estuvo ligado a ella los compatibilizó con el trabajo por las mañanas en el mismo taller.
Pero la suerte ya estaba echada. De los diez o doce años metido entre máquinas- herramientas: tornos, cepilladoras, mandrinadoras, fresadoras, rectificadoras y demás, fue el trabajo de la fragua lo que se le había colado dentro. Había sido la magia primigenia del fuego, el gesto elemental del golpe y el ancestral sonido del choque del acero lo que le había imprimido carácter. Gestos y presencias fundamentales continúan recordándole que su pacto con los hierros fue desde entonces un bello acto, asentado con la fuerza y la profundidad de lo que podríamos definir como de laicamente sacramental.
Un amigo del Autor dice que este país se caracteriza porque nadie está en su sitio. Siguiendo pues fielmente esta premisa no se dedicó ni al torno ni a la sociología sino a hacer bares.
De aquella actividad le gusta destacar la creación del Café Salambó en Barcelona. Este fue considerado en su momento por revistas especializadas como uno de los cien mejores cafés de Europa. En él se generó el PREMIO SALAMBÓ de narrativa, de cuyo éxito dan fe los medios de comunicación que le han dado cobertura durante estos años.
Paralelamente a estas actividades comenzó un trabajo que podríamos definir como SOCIO-ARQUEOLOGÍA INDUSTRIAL ceñida al campo de los herreros, sin distingos de especializaciones.
Consiste este en la recuperación de piezas, BÁSICAMENTE HERRAMIENTAS, FORJADAS MEDIANTE PROCESOS ARTESANALES, tratando de documentarlas, qué duda cabe, en la medida de lo posible, con el mayor número de datos, si no contrastados, al menos fiables.
Cuenta con alrededor de mil piezas que están a disponibles para ser utilizadas como APOYO O COMPLEMENTO EN CUALQUIER TIPO DE EXPOSICIÓN O MANIFESTACIÓN ARTÍSTICA.
Siguiendo con el mundo del acero, a finales de los ochenta y después de varios intentos pudo montar el taller necesario para desarrollar la escultura tal como sus esquemas interiores le habían venido susurrando desde que comenzara a trabajar como aprendiz. Esto es, forjando.
El Autor considera necesario señalar algunas cosas:
LAS ESCULTURAS SE REALIZAN MEDIANTE RIGUROSO PROCESO DE FORJADO.
ESTO HACE QUE CADA UNA SEA ÚNICA, IRREPETIBLE.
LA MAYORÍA SE FORJAN DE UNA SOLA PIEZA, PARTIENDO DE UN LINGOTE DE ACERO.
EL ACABADO ES EL ACERO LIMPIO. SIN MANIPULACIÓN ALGUNA.
LAS PIEZAS SIEMPRE SON EL RESULTADO DE UN ENCUENTRO ENTRE DOS ALMAS; LA DEL MATERIAL Y LA DEL HACEDOR.
Así pues, agrupando átomos y soledades, va el Herrero dejando su rastro de esfuerzos junto a los implacables gestos del acero, quizá, buscando como un niño el escaso arrullo de los Hombres. |